La Salud de los Niños y Niñas que Vienen de Etiopía

A grandes rasgos, podríamos decir que, afortunadamente, los niños y las niñas que vienen por adopción de Etiopía no sufren enfermedades graves y que, incluso, gozan de una buena salud. Hemos visto que, paradójicamente, los que pasan más tiempo en el orfanato son los que suelen tener más enfermedades. Esto suele ser así porque los que han pasado tiempo con los padres biológicos han sido, en general, bien atendidos en el seno de la familia. En el orfanato es más fácil la transmisión de enfermedades infecciosas por el contacto estrecho entre los niños. Otros factores que influyen son la edad de los niños y las niñas (contra más pequeños, menos defensas y más posibilidad de coger enfermedades graves) y el tiempo que pasan en el orfanato. Mientras esperan a su familia en una casa de acogida se les garantiza una alimentación correcta y son visitados por un médico, que sigue el protocolo sanitario siguiente:

Higiene. Una buena limpieza con agua y jabón de pies a cabeza.

Desparasitación. Tratamiento de parásitos intestinales y de la piel (piojos, sarna).

Tratamiento de lesiones cutáneas. Dermatitis, hongos, llagas, etc.

Vacunación. Se suele empezar en Etiopía, en función de la edad del niño. De todas maneras es aconsejable, al llegar aquí, llevarlo al pediatra para asegurar una buena cobertura vacunal con un calendario adecuado a la edad y vacunaciones previas. Al entrar en el orfanato, a partir de los 2 meses, se les vacuna de la difteria, tétanos y poliomielitis; a partir del año de vida de la hepatitis A, entre los 6 y 15 meses (normalmente los 9 meses en África) del sarampión, a partir de los 15 meses, la triple vírica (sarampión, rubéola y paperas) y de la hepatitis B desde que se sabe que no es portador.

Relacionamos aquí algunas de las patologías más frecuentemente observadas en niños originarios de Etiopía. Evidentemente no están todas ni el objetivo es explicarlas exhaustivamente, sino presentarlas y hacer una breve evaluación. El mejor consejo, en cuanto llegue aquí, es ponerse en contacto con su pediatra y, en caso de cualquier duda, consultarla con el médico. Más vale una pregunta sin importancia aparente que dejar pasar alguna enfermedad.

Déficit pondoestatural. El adoptado presenta un déficit de peso o altura en relación a su sexo y edad. La causa más frecuente es la malnutrición por razones obvias. Con el cambio de alimentación progresiva (siempre guiada por el pediatra) y, si es necesario, con aportación de micronutrientes y oligoelementos, la recuperación suele ser espectacular. También hay que tener en cuenta, en niños más mayorcitos, que la cultura alimentaria de allí y de aquí es muy diferente y que, como nos pasaría a cualquiera de nosotros, necesitarán un tiempo de adaptación. Otras causas de déficits pueden ser enfermedades infecciosas (veremos alguna más adelante) y déficits de atención en el niño.

Diarreas. Las causas pueden ser muchas, desde infecciones (virus, bacterias, protozoos, helmintos -gusanos-) a malnutrición. Las infecciosas suelen venir de la ingesta de agua no potable o alimentos contaminados. Si son leves y hay buena tolerancia oral, con correcta hidratación y suplementos (ej.: Sueroral) suelen solucionarse. Si hay fiebre alta o diarrea con sangre o moco, conviene hacer cultivo de heces con evaluación de parásitos y tratar adecuadamente con antibióticos o antiparasitarios. En este caso, hay evaluación por el médico en el hospital. Si hay muchos vómitos con riesgo de deshidratación serán necesarios sueros e ingreso. Una causa frecuente de diarreas, que aquí casi no vemos, son los parásitos intestinales por ingestas de aguas o alimentos no controlados sanitariamente. Se tratan con fármacos como metronidazol o mebendazol, previa identificación del parásito en las heces.

Infecciones de la piel. Muy frecuentes, suelen darse por falta de higiene y transmisión por contacto. Las más observadas son:

-Hongos (tinea): cursan como lesión superficial, rojiza, bien delimitada, con leve descamación y suelen causar mucha picazón. Se pueden localizar en la cabeza (tinea capitis), el cuerpo (tinea corporis), los pliegos engonals (tinea cruris) o sobre todo en los espacios interdigitales de los pies (tinea pedis o pie de atleta). Se suelen tratar con pomadas antifúngicas o soluciones o geles si son en la cabeza; hay muchas y cualquier suele ir bien (Fungarest, Canesten, Daktarin, etc.). Hay que tener en cuenta que el tratamiento es prolongado (unas 3 semanas). También podría darse el caso de infección en la mucosa en la boca y el esófago (muchas molestias al tragar), que recibe el nombre de candidiasis orofaríngea y tratarse con antifúngicos orales.
Sarna: Provocada por un artrópodos, el Sarcoptes scabei, que tunelizado la piel en zonas como axilas, muñecas, codos, inguinales, etc. provocando mucha picazón. El tratamiento es fácil con permetrina tópica al 5% y medidas higiénicas y limpieza de la ropa con agua muy caliente.
Dermatitis: Suelen ser pequeños eczemas o a veces lesiones por rascado que pueden sobreinfectarse por mala higiene. Tienen fácil solución, las primeras con pomadas con corticoides suaves (ej. Vaspid) y las segundas con buena limpieza local (agua y jabón o soluciones yodadas) o añadiendo algún antibiótico, ya sea en pomada (ácido fusídico al 2% o mupirocina) u oral (cloxacilina, por ejemplo).

Infecciones respiratorias. Pueden ser altas o bajas. Las altas (faringitis, amigdalitis, laringitis, traqueitis) pueden ser causadas por virus o bacterias. No entraremos en detalles, pues no es el objetivo de este escrito. Las más leves se pueden tratar con antiinflamatorios (ej. Dalsy), antitérmicos como el paracetamol (ej: Apiretal, Febrectal) o AAS, y antibióticos como la amoxicilina o la eritromicina. En casos de fiebre alta o dificultad respiratoria, hay que ponerse en contacto con el pediatra. Las infecciones respiratorias bajas como la bronquitis, bronquiolitis y la neumonía, suelen necesitar tratamiento antibiótico, y en casos de dificultad respiratoria algún broncodilatador como el salbutamol (ej. Ventolín), pero siempre es mejor que lo valore el médico.

Otitis. Suelen ser leves y fáciles de tratar con gotas antibióticas si son externas o con antitérmicos y antibióticos orales (ej.: amoxicilina-clavulámico) si son medianas.

Hepatitis A
. Infección vírica de transmisión feco-oral propia de países con bajas condiciones higiénicas. Es benigna y cura sin secuelas. No se debe hacer tratamiento específico.

Tuberculosis. No es frecuente en niños pequeños y suele ser de localización pulmonar. El tratamiento, siempre vigilado por el médico, suele ser con combinación de rifampicina, isoniacida y etambutol.

Ante una fiebre persistente, pensar en la posibilidad del paludismo (o malaria) dado que algunas zonas de Etiopía son de riesgo.

Hay que decir, sin embargo, que los niños están habitualmente sanos, que esto sólo es una lista de posibilidades que nos hemos encontrado y que, en cualquier caso, todas pueden tener un tratamiento adecuado aquí.

 

Y la salud de los niños más adelante?

Pues las mismas enfermedades que los niños aquí, pero a veces con alguna característica como pubertad precoz, necesidad de terapia psicológica para ayudar en algún trauma, dificultad para dormir, … Os adjuntamos un listado de profesionales por si os son de interés:

Nerea Larumbe

    • Psicóloga infantil y juvenil, especializada en traumaterapia infantil sistémica.
    • 609 924 531
    • nlpsicologia.com

Fundació Vidal i Barraquer

    • Asesoramiento psicológico
    • fvb.cat

Vicky Fumadó

    • Pediatra Hospital St. Joan de Déu

Asociación Raíces