Una altra forma d’aprendre és possible

Han terminado las clases y llegan las vacaciones. ¿Hacemos tareas escolares durante el verano o descansamos? A veces nos plantamos esta disyuntiva, como si fuera la única posible, pero quizás la solución sería una situación intermedia: aprovechar la época estival para explorar otras formas de aprendizaje, sobre todo si los de siempre no han dado los resultados apetecidos.
El verano es una época en la que toda la familia dispone de más tiempo para estar junta, así que puede ser el momento ideal para reforzar vínculos, disfrutar juntos y, de paso, aprender de otra forma. Por ejemplo, a través del movimiento, algo que precisamente durante el curso es motivo de conflicto; o a través de las nuevas tecnologías, cuyo uso durante el invierno les tenemos restringidas; también a través de los juegos tradicionales, que las largas jornadas de los meses lectivos y las nuevas formas de vida en la ciudad los hacen prácticamente desconocidos para la mayoría de nuestros hijos. La imaginación y la creatividad son también buenas maestras: démosles alas.

Se trata, en suma, de poner en práctica la famosa frase de Einstein: “Si buscas resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. Y la época estival es un momento ideal para comprobar, sin la presión de las tareas diarias, los exámenes, etc., que, efectivamente, otra forma de aprender es posible.

¿Cuaderno de vacaciones o vacaciones sin cuaderno?

Julio 2012

Llega el verano, las largas vacaciones… y qué hacer para ayudarles a recuperar y/o adquirir conocimientos que durante el curso no han podido o no han sabido adquirir. ¿Usamos los cuadernos de vacaciones o tenemos vacaciones sin cuadernos? Esta segunda opción no implica necesariamente que no se hagan aprendizajes. Pero una cosa que debería estar claro para todos es que  las familias no tienen por qué convertirse en profesores de apoyo de sus hijos, y menos en verano. El objetivo no deben ser las tareas escolares a cualquier precio (estar parte de la mañana o de la tarde delante del papel y el lápiz, relaciones conflictivas derivadas de estas circunstancias, etc.). Es más eficaz, en especial en verano, cuando no existe la presión diaria de las tareas escolares y los exámenes, cambiar esa tarea ímproba y, a veces, ineficaz, por otro tipo de actividades que favorezcan el desarrollo de las habilidades cognitivas y los consiguientes aprendizajes que no se han adquirido durante el curso.

Algunas de estas habilidades se pueden desarrollar con actividades de la vida diaria, que además contribuyen al fortalecimiento de los vínculos dentro del sistema familiar, ya que implican la interacción con los hijos, algo que el sistema de vida actual propicia poco. En estos casos, la madre o el padre se convierten en mediadores en el proceso de aprendizaje de sus hijos, ayudándoles a pensar y a ser  estudiantes más eficaces, algo que no siempre hace la escuela.

Es lo que se conoce como aprendizaje mediado, es decir, un aprendizaje que tiene en cuenta la situación de la que parte el niño y le propone un salto cualitativo de ese aprendizaje, gracias a la mediación de un adulto. La situación real del niño es el único referente, no el curso en el que está, ni las demandas curriculares del sistema educativo.

No es un aprendizaje memorístico ni mecánico, sino un aprendizaje en el que se experimenta, se cometen errores, se buscan soluciones. Se trata de un aprendizaje que tiene en cuenta lo que Vigotsky, el gran pedagogo ruso, describió como “zona de desarrollo próximo”,  que hace referencia a todas las funciones y actividades que un niño puede realizar solamente con la ayuda de alguien, el padre o la madre, en este caso, que ya dominan esa función y que interactúan con él. Este aprendizaje, que es motivador y gratificante, es aquel que permite que el niño recorra y transforme por sí mismo, pero con la mediación de otra persona, su “nivel de desarrollo potencial” en “nivel de desarrollo real”.

Algunas actividades que pueden ayudar en este sentido:

-Hacer planes y después revisarlos. Ayuda a desarrollar la planificación, una habilidad necesaria para la tarea escolar.

-Juegos en los que se reproducen modelos y patrones. Puede ser en papel, plastilina, arcilla, piezas de mecano, construcciones, etc. Ayuda a trabajar secuencias y patrones, que son fundamentales para el desarrollo del pensamiento lógico y, por tanto, de las matemáticas.

-Juegos simbólicos, resolución de conflictos que satisfagan a ambas partes, acertijos, adivinanzas. Ayudan a desarrollar el pensamiento abstracto, fundamental a medida que avanzan los cursos escolares.

-Relacionar experiencias o actividades del pasado con el presente. Ayuda a promover la relación causa-efecto.

– Los juegos de mesa son muy eficaces para desarrollar la atención y la concentración.  Además de favorecer la socialización y la interacción con sus iguales o con adultos, resultan muy lúdicos y divertidos.

-Juegos con reglas inventadas. Favorecen la autorregulación necesaria para frenar impulsos, inhibir conductas, etc.

-Gimnasia cerebral o aprendizaje a través del movimiento. Se conoce también como Kinesología educativa. En YouTube se pueden encontrar muchos vídeos con ejercicios. Son divertidos y muy útiles.

-Los ordenadores se pueden convertir también en buenas herramientas de aprendizaje a través de juegos de lógica, memoria, atención, percepción, inhibición de impulsos, etc. A través de los buscadores encontraremos una gran cantidad de ellos para elegir.

También es importante a la hora de los aprendizajes la alimentación, algo que no siempre se tiene en cuenta. Los conservantes, edulcorantes y muchos aditivos que añaden a comidas y bebidas aumentan los comportamientos hiperactivos en los menores que los consumen. También hay una relación clara entre el déficit de Omega 3 y los problemas de atención. Por lo tanto, no abusar de los primeros y aumentar el consumo del segundo también ayudará.

Para concluir podemos decir que el rendimiento escolar está condicionado por muchos más aspectos que los meramente aparentes y relacionados con el período de tiempo que los niños dedican directamente al aprendizaje escolar, por lo que el verano se puede convertir en una época ideal para poner en práctica otras formas de aprendizajes.

Margarita Muñiz Aguilar

Instituto Familia y Adopción