Recientemente tuve la oportunidad de cumplir uno de mis sueños, conocer África desde la perspectiva de un voluntariado internacional. Conocí a la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol durante un verano hace un par de años, una bonita casualidad que se convirtió en una oportunidad para acercarme a la situación de vulnerabilidad de las personas que viven en Muketuri, una población que se encuentra en Etiopía. Así fue como, casi sin darme cuenta, acabé desplazándome al corazón de África para descubrir nuevas realidades y aportar mi pequeño granito de arena.
Allí tuve el placer de conocer a Lourdes, Esther, Blanca, Tigist, y otras misioneras que, con paciencia y mucho amor por su trabajo, me enseñaron los diferentes proyectos que se desarrollan para poder mejorar la calidad de vida de los habitantes de Muketuri y alrededores. Mi labor durante el voluntariado consistía en aportar aquello que se necesitaba en cada momento así que, estando allí, aprendí a adaptarme a las necesidades que iban surgiendo.
Como soy enfermera, me encargué principalmente de las revisiones de salud de las niñas y niños del centro maternoinfantil que la comunidad tiene en Muketuri y en los comedores escolares que se encuentran en los alrededores, aunque también realicé educación sanitaria sobre nutrición y uso del agua a aquellos poblados en que se construían nuevos pozos y realicé clases de inglés y acompañamiento a jóvenes.
En Etiopía redescubrí mi vocación, ayudar a los que más lo necesitan desde la humildad y el respeto más absoluto. La sencillez de las personas con las que compartí esas semanas en Muketuri era abrumadora, siempre me sentí cuidada y acompañada con sumo cariño y, en especial, fue una gran inspiración poder observar el hacer de las misioneras, las personas por las que, en definitiva, funciona este magnífico e importante proyecto humanitario.
Esta experiencia ha cambiado la mirada de mi corazón y me ha unido a Muketuri y sus habitantes de un modo tan especial que, sinceramente, ya no puedo imaginar mi vida sin ese trocito de mundo que hasta hace unos pocos meses era totalmente desconocido. Por ello en los próximos meses voy a volver a Muketuri para adentrarme en la realidad de su cultura y sus habitantes que,
sin lugar a dudas, ya forman parte de mi proyecto personal.
Aida Barcelò Michans
Enfermera pediátrica
